02/12/2010

Todos mis amigos eran perros Alfa, yo era más tirando a perro Beta. Uno de mis perros Alfa favoritos era Jaquotot. Un gabacho venido a menos o un americano venido a más según se mire. Siempre estaba obsesionado con lo que comia, y en que cantidad. Tú también lo estarías si te diesen hemorroides del tamaño de un puño cada vez que te desequilibrases un poco.»Si como aunque sea una albondiga más mi ojete arderá literalmente en su jugo» » Si no me cuido un poco me saldrán unas hemorroides que parecerán Kiwis» «Joder que finura, Jaquo» le decía yo. «¿Finura? como me siente en aquella silla de madera vas a ver a un hombre llorar desconsolado».

Jaquotot tenía una mujer, que ya quisiese para si un magnate del petroleo. Aquella mujer estaba entre diosa de la fertilidad y actriz porno. El nombre del demonio. Madison. Como los puentes. Con unas tetas para despeñar una carreta y con un culo para hipnotizar a Ulises. Riete tú del canto de las sirenas.

Si dudas de la fidelidad de Madison, te llamaré perspicaz. Las malas lenguas le ponen de libérrima para arriba, y las buenas lenguas las guarda desnudas en los armarios. Esperando a que Jaquotot le abrace morfeo y así, poder salir a hurtadillas sin la corbata. «¿Cuantas corbatas tienes Jaquo?» le digo ladino. » A enemigo que huye puente de plata» y sonríe el cabron. Sonríe.

Una respuesta to “”

  1. Adán said

    Sublime, Max, lo que admiro más de ti no se si es la imaginación que tienes o lo que has vivido. No me lo digas nunca

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